Los profesores interinos

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Cada prueba es un reto, estar pendiente de cuándo sale la fecha del examen, estudiar mientras trabajas y después, esperar a ver si te llaman para trabajar. Así es la vida de los profesores interinos

La aventura de ser profesor interino

 
Si te has presentado a las oposiciones para una plaza en la Enseñanza Pública de Primaria, Secundaria, Formación Profesional o Escuelas Oficiales de Idiomas alguna vez, seguro que esta realidad, cambiar de lugar y de trabajo cada año, no te resulta desconocida.
 
Hemos querido profundizar en la situación que viven muchos maestros;  ¿es justo el proceso al que se someten? Sus propios protagonistas lo cuentan.
 
Tal y como está actualmente planteado el sistema de asignación de plazas para los profesores interinos, una persona se puede jubilar siendo interino y haberse pasado toda su vida teniendo que examinarse, de pueblo en pueblo y sin plaza fija.

 

El proceso de asignación de las plazas en cada Comunidad Autónoma

 
Te hayas presentado varias veces a las oposiciones o sea la primera vez, tanto para la Enseñanza Pública Primaria como la Secundaria, Escuelas Oficiales de Idiomas o Formación Profesional, la normativa establece lo siguiente:
 
Primero, hay un concurso – oposición (un examen) a lo que se suman los méritos que incluyen formación y experiencia y así, obtienes una puntuación. Con ambos elementos te evalúan. Sólo consigues plaza como funcionario de carrera si en ese baremo te encuentras entre los primeros puestos. Si no, entras a formar parte de las listas de interinos o bolsas de empleo, lo que significa que las distintas Consejerías de Educación te irán llamando en función de las especialidades y necesidades de profesorado que tengan, para un curso completo o sólo para unos meses, en jornada completa o parcial. Lógicamente, los primeros de estas listas son los que tienen más puntos y serán llamados en primer lugar.
 
Antes, cada dos años salían las convocatorias en cada Comunidad Autónoma (un año, Primaria y otro, Secundaria). Sin embargo, desde hace al menos 4 años ya no funciona así. Cada una convoca sus oposiciones cuando considera (en unas se mantienen la alternancia y otras convocan plazas todos los años, siempre respetando los criterios que establece el Ministerio de Educación). De esta forma, la convocatoria se publica en el Boletín Oficial de cada una de ellas, y así los interesados pueden conocer los plazos, la documentación y el proceso.
 
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El examen

 
Por regla general, hay un primer bloque compuesto de dos ejercicios. En la primera parte, se trata de escribir sobre un tema a elegir entre cuatro (seleccionados aleatoriamente, sacando unas bolas al azar). La segunda parte es práctica y, por supuesto, las preguntas son diferentes según las especialidades.
 
El 2º bloque consiste en exponer una programación y una unidad didáctica. Para pasar a este segundo bloque hay que aprobar el primero.
 
La diferencia de Primaria e Infantil con Secundaria es que, según las fuentes consultadas, en los primeros, hay menos temas y la parte práctica es diferente.
 
Aunque el proceso es parecido en todas, cada región convoca sus oposiciones, con unas fechas, plazos y particularidades propias. Por ejemplo, en unas, se leen partes del examen; y el peso de la parte práctica no es igual en todas.

 

¿Es justo este sistema de selección?

 
Desde el Colegio Profesional de Maestros, uno de los expertos consultados de la comunidad educativa considera que el proceso es válido tal y como está establecido: “Si no se consigue la plaza es que no se está preparado para afrontar esa situación. Los que no la consigan, tienen los derechos de interinidad”. No obstante, afirma que una persona no se puede pasar toda la vida opositando.
 
Clara enseña Lengua Castellana y Literatura. Se presentó por primera vez en 2010 y desde entonces ha estado 3 años y medio trabajando como interina. Acaba de terminar su contrato y ahora de cara al próximo curso, le toca esperar a que salgan los destinos provisionales a finales de julio y quizá sta vez, se pueda convertir en funcionaria. Para esta maestra lo peor de la situación laboral que vive es la inestabilidad, “que te limita para tener una vivienda o hasta formar una familia”. El sistema debería ser “una especie de MIR, como los médicos, de modo que una vez que apruebas un examen, no deberías tener que volver a presentarte.”
 
Javierse ha presentado por dos veces y en distintos lugares de la geografía española, aunque durante el último curso ha trabajado en Zaragoza. Para él, el principal inconveniente es la descentralización, lo que supone una duplicidad de recursos con el consiguiente malgasto de dinero, y en segundo lugar, la falta de uniformidad de criterios para entrar en las bolsas. Para formar parte de las listas hay dos vías: si la titulación está reconocida por la Comunidad Autónoma, entonces puedes entrar aunque suspendas la primera parte de las dos que forman el examen. Sin embargo, si tu carrera no está entre ellas, tendrás que aprobar ese bloque inicial. Asimismo, considera que los opositores que hablan lenguas cooficiales gozan de una ventaja respecto a los demás, ya que ellos sí pueden presentarse a las plazas que hay en toda España, en cambio, los no bilingües, tienen que pasar una prueba de idioma para obtener plaza en Galicia, País Vasco, Cataluña, Valencia o Baleares.  Sobre la puntuación añadida que obtienen los profesores más veteranos, entiende que se debe favorecer en cierta medida a la gente que lleva tiempo dando clase. Por último, los criterios de evaluación no son los mismos: “Dentro de la primera parte hay comunidades que mandan leer lo que has escrito. En Madrid, no lees nada; en Castilla y León, lees sólo el tema y en Asturias, todo”. En la valoración de esta prueba pueden entrar en juego aspectos subjetivos, como los acentos que delatan tu procedencia, por ejemplo.
 
María,maestra de Infantil,  es funcionaria en un colegio en Madrid. Considera también que la descentralización es un problema y que es injusto que por un lado, que no exista un temario fijo como ocurre en otras oposiciones y por otro, que pueda contar más la experiencia que la nota del examen. “Este año en Madrid, van a dar preferencia a los mayores de 55 años, con años trabajados. Esto perjudica a los más jóvenes que hayan aprobado el examen”.
 
Por su parte, desde el Sindicato de la Enseñanza Pública consideran que el verdadero problema se encuentra en el número de plazas que se ofertan: “Somos partidarios de que la Administración convoque una oferta pública amplia”. Por tanto, creen que podrían salir más plazas de las que están sacando a concurso. A esto, la fuente entrevistada, añade que muchos interinos se habitúan a esta situación y creen que tienen unos derechos adquiridos cuando no es así, hasta que no saquen la plaza, la Administración no tiene ninguna vinculación con ellos. Es decir, siguen estando en una situación laboral insegura, sin garantías.
 
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Temporal e inestable sí, ¿ y precario?

 
Todas las fuentes consultadas coinciden en que el sueldo que reciben es igual al de un funcionario de carrera, no se hacen distinciones por ser interinos y además se les reconoce la antigüedad. No obstante, depende de si trabajan a jornada completa o no. Javier, sin embargo, sí cree que es una pequeña desigualdad que los interinos que trabajan 8 meses al año no cobren el verano.
 
Con respecto a esto, Clara expresa otras circunstancias: cuando llegan al instituto son los últimos en elegir horarios y tienen unos gastos añadidos como consecuencia de su situación itinerante: el tener que desplazarse a su casa, si esta se encuentra en otra provincia, por ejemplo.
 
Muchos interinos se encuentran ahora mismo como Clara, pensando en qué Instituto trabajarán o si conseguirán por fin plaza fija este año.
 
La realidad de los interinos no es una sola, sino 17, y en función de la especialidad a la que optan y su titulación, surgen múltiples situaciones con variantes en cada Comunidad Autónoma.
 
Recuerda que para presentarte a estas oposiciones debes tener el título de Graduado en Magisterio o en Infantil para dar clase en Primaria; mientras que debes haber hecho el Máster en Magisterio (o tener el antiguo CAP) para presentarte a las plazas de Secundaria.
 
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