¿Es posible encontrar trabajo más allá de los 55 años?

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Siete de cada diez desempleados mayores de 55 años cree que no volverá a trabajar nunca, según una encuesta de la Fundación Adecco.

¿Hay algunas recomendaciones para que puedan encontrar empleo? ¿Qué prestaciones y ayudas por desempleo existen para estas personas? 

 

Informe de la Fundación Adecco:  “Mayores de 55 años en riesgo de exclusión”

 
En España hay más de  560.100 personas mayores de 55 años que buscan empleo, según los últimos datos de la EPA y de ellos, el 75% son desempleados de larga duración, con más de un año en paro.  Los que llevan más de dos años son el 61 %.

La Fundación Adecco ha presentado un informe¹ en el que analiza la situación de estos trabajadores. Para ello, ha realizado encuestas a más de 1.500 desempleados mayores de 55 años que han acudido a sus oficinas y también ha contado con la colaboración de la Fundación Santa María la Real y sus lanzaderas de empleo, una iniciativa independiente que está ayudando a miles de desempleados de todas las edades.

En la encuesta destaca un dato que pone de manifiesto el desánimo de este colectivo:

 el 70% de los mayores de 55 años desempleados cree que no volverá a encontrar empleo nunca

El 90% de los encuestados achacan esta falta de oportunidades a la edad. Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco,“los prejuicios sociales y empresariales se redoblan cuando se trata de contratar a un mayor de 55 años. A menudo, los reclutadores suelen identificarlos con un perfil obsoleto, lo que les puede conducir al descarte automático. Además, en muchos casos, los mayores de 55 años están desentrenados en la tarea de buscar empleo, y ello les lleva a no seguir la estrategia correcta. Por todo ello, las posibilidades de caer en el desempleo de larga duración y en la exclusión social, se vuelven muy elevadas”.
 
Distribución del paro de larga duración por edades
 
Esta situación es especialmente grave, ya que a partir de los 55 años, trabajar sigue siendo una necesidad imperiosa. El 40%  sigue teniendo hijos económicamente dependientes y un 35% continúa pagando hipoteca y/o alquiler.

El informe pone de relieve la gravedad de una situación que requiere acciones inmediatas por parte de los poderes públicos, pero también se transmite un mensaje de ánimo.  La experiencia de la Fundación Adecco en el seguimiento que ha realizado de personas que acudieron a ella en busca de empleo indica que un 21% lograron finalmente encontrar trabajo.  El objetivo no es fácil, desde luego, pero ofrece cuatro consejos básicos para que los desempleados mayores de 55 años puedan encontrar empleo lo antes posible.
 

  1. No escondas tu edad: si tú no le das importancia, los demás tampoco lo harán. Si por el contrario, presupones que va a ser un problema, trasladarás este prejuicio a los
    reclutadores, que tendrán más reticencias a la hora de abordar la contratación. Tampoco hace falta gritar a los 4 vientos que tienes 56 ó 59 años. Lo mejor es, sencillamente, no dar protagonismo a un dato que no determina tus capacidades ni tu profesionalidad. Si en una entrevista te preguntan cuántos años tienes, coméntalo con naturalidad y transparencia.
  2. Pon en valor tus logros. Tu edad te aporta competencias y habilidades intrínsecas (madurez, control emocional, templanza, etc), pero son demasiado generales y no aportan un valor diferencial. Tanto en el CV como en la entrevista de trabajo, pon el énfasis en logros concretos que hayas alcanzado en tu carrera profesional. Por ejemplo, no son importantes las funciones que realizaste como administrativo, sino la herramienta de excel que creaste para facilitar el proceso de introducción de datos.
  3. Recíclate. Nunca es tarde para añadir formaciones nuevas a tu candidatura: idiomas, ofimática, ventas… toda competencia que añadas a tu CV te conectará con las nuevas necesidades del mercado laboral, convirtiéndote en un profesional más atractivo para las empresas. De este modo, podrás equipararte a los más jóvenes en materia de formación y tu experiencia se convertirá en un valor añadido.
  4. Cuida tu autoestima: Huye de visiones apocalípticas como “no voy a volver al mercado laboral”, tienen mucha fuerza en la mente y son muy destructivas. Siempre que se te pasen por la cabeza, reconviértelas a positivo: “antes o después encontraré trabajo”. No descuides tus aficiones (lectura, paseos, cine…) y sé consciente de que eres persona antes que profesional. Si tú te quieres, las empresas también lo harán.


Ayudas por desempleo para los mayores de 55 años

 
¿Qué ayudas existen en este momento para el colectivo de desempleados de mayor edad?
 
En primer lugar, los desempleados mayores de 55 años tienen acceso a las prestaciones y subsidios por desempleo de carácter general. Cuando un trabajador pierde su trabajo, si ha logrado acumular cotizaciones por 360 o más días, puede acceder a la prestación contributiva por desempleo.  Una vez agotada esta prestación y si tiene carencia de rentas, podrá acceder a diferentes subsidios en función de sus circunstancias personales (existencia o no de responsabilidades familiares, edad, prestaciones que haya agotado anteriormente, etc).

Las distintas combinaciones de prestaciones, subsidios y ayudas extraordinarias dependen de cada caso particular, por lo que siempre es necesario pedir información en la oficina de empleo solicitando cita previa, para que confirmen cuáles son las opciones disponibles para cada persona.

Existen algunas prestaciones específicas que tienen en cuenta la edad del desempleado, y proporcionando una ayuda económica, orientación laboral y formación:

El subsidio para mayores de 45 años.  Cuando se agota una prestación contributiva y se tiene carencia de rentas pero no responsabilidades familiares, se puede solicitar esta ayuda, limitada a 6 meses de duración. Es un subsidio para aquellos desempleados mayores de 45 que al no tener cónyuge o hijos a su cargo no pueden solicitar la ayuda familiar.

El subsidio para mayores de 55 años, es la ayuda más estable, ya que protege con su cobertura económica hasta la edad de jubilación y al mismo tiempo, cotiza para esa misma jubilación.  Sin embargo, muchos desempleados mayores de 55 años no pueden acceder a ella al no cumplir los requisitos. Por un lado, se exige cumplir con los requisitos de cotización para obtener una jubilación ordinaria (haber cotizado al menos durante 15 años, de los cuales dos deberán haberlo sido dentro de los quince últimos años), y además haber cotizado por desempleo al menos durante 6 años a lo largo de la vida laboral, y que además exista carencia de rentas, para lo que se tiene en cuenta el resto de ingresos de la unidad familiar (cónyuge, hijos menores de 26 a su cargo, etc).   Muchos desempleados o bien superan el tope de rentas de la unidad familiar (675 euros al mes por miembro,que es el 75% del SMI en 2018), o bien no reúnen los requisitos de cotización, por lo que quedan fuera de esta ayuda.

La  RAI (Renta Activa de Inserción) para desempleados de larga duración mayores de 45 años.  Es una ayuda de carácter asistencial para desempleados mayores de 45 y que lleven más de un año en situación de desempleo, con carencia de rentas.  La ayuda de 426 euros mensuales se puede recibir hasta 11 meses consecutivos y esta ayuda, se puede pedir hasta tres veces,  es decir, tres anualidades, que no pueden ser seguidas, sino que entre ellas deberá haber al menos un año intermedio en el que no se cobre.   El funcionamiento detallado de la RAI se explica en esta guía.

 

Las ayudas actuales son muy limitadas

Como indicábamos al comienzo, en la oficina de empleo confirmarán en cada caso las opciones de acceso a estas y otras ayudas disponibles.  A pesar de que existen varias prestaciones y subsidios, la realidad es que la protección por desempleo no es completa. Aproximadamente la mitad de los desempleados no reciben ayuda económica.  La cobertura del sistema de protección por desempleo durante el mes de abril de 2017 tan solo alcanzó al 53,8% de las personas en paro.

Una vez que se han agotado todas las prestaciones y del Sistema Público de Empleo, las únicas ayudas públicas disponibles son las que gestionan las Comunidades Autónomas, a través de su política de ayudas asistenciales, que tienen en cuenta la carencia de rentas, circunstancias personales, edad, etc. Son las llamadas “rentas de integración” o “salarios sociales”.  Cada ayuda autonómica tiene unos requisitos y dotación económica propia, que pueden consultarse en esta guía.

 

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